La Danza del Pochó, ícono de Tabasco

Misticismo colorido, enigma, astucia, frenesí y magia resplandece en este ritual prehispánico, que nació alrededor del año 1787
 

Una de las tradiciones ícono de Tabasco, es la Danza del Pochó, ritual prehispánico originario del municipio de Tenosique, símbolo con el cual se inaugura el “Carnaval más raro del Mundo”, iniciando el 20 de enero, Día de San Sebastián, y prolongándose durante tres semanas de manera consecutiva.

Misticismo, colorido, usos y costumbres, enigmas, astucia, frenesí y magia, se vive en la Danza del Pochó, expresión cultural que personifica la purificación del hombre en su lucha entre el bien y el mal, concluyendo con la muerte del “Pochó” o Dios maligno, quien es vencido y quemado el martes de carnaval.

Es parte del legado cultural Maya, previendo que nació en el año 1787, luego que la Independencia del movimiento nacionalista mexicano, arrebatara símbolos a los pueblos indígenas a fin de formar una mitología propia. 

Este ritual reúne baile, música y simbolismo, danzando los personajes al compás de una armonía que emanan de silbatos o flautas de caña de carrizo, chiquis y tambores, son parte de raíces prehispánicas que atraen miles de visitantes nacionales y extranjeros, asimismo, los habitantes se congregan en las calles para primero aventarse harina y después presenciar la tradicional danza.

Calificada como la más bella y misteriosa de Tabasco, la Danza del Pochó tiene de personajes a "cojóes", "pochoveras" y "jaguares" que bailan en calles y plazas de la ciudad al compás de la música de viento y percusión, resplandeciendo espléndidas y confeccionadas vestimentas, personajes de buen humor y cierto ingenio, es el alma de la fiesta quien ridiculizar los hechos y circunstancias de actualidad.

 

Vestimentas del “Cojóes” y “Pochoveras”

El disfraz del “Cojó”, es una faldilla de las hojas de castaña y un tosco costal con el que se cubren el torso, 2 pañuelos amarrados en la cabeza, en el rostro llevan una máscara de madera pintada de diversos colores, un sombrero bien adornado con flores, hojas y como accesorio un palo largo con hueco de “huarama” llamado “shiquish”, nombrado así por el sonido que el objeto emite, que suena como sonaja por las semilla de “changala” que tiene adentro; entretejidas en una cuerda o “lía” amarrada a la cintura, polainas de hojas de plátano secas llamadas “sojol”.
Las bellas “Pochoveras” son doncellas de las flores y sacerdotisas del “dios Pochó” encargadas de mantener el fuego encendido y vigilar su altar, trae en sus manos una bandera roja adornada con tulipanes, la bandera del “Pochó”; una falda larga floreada, su sombrero adornado con flores, hojas de cañitas y su reboso, blusa blanca, así como un manto (paleacate) sobre los hombros y llevan collares.

Bailan hacia su derecha y alrededor de la pieza seguidas una de la otra, ejecutando movimiento rítmico de lado a lado con ese clásico contoneo que engalana a toda mujer. Las “Pochoveras” son silenciosas, durante el baile no pronuncian una sola palabra.

 

El Jaguar

Los personajes de "Los Jaguares" o "Balanes", portan disfraces que se cubren el cuerpo con "sascab", una tierra blanca caliza, que sirve de adorno en el fondo para que sobresalgan las manchas negras hechas de carbón, y también se cubren con una piel de tigre o de venado.

El ritual enmarca que los “Jaguares” bajan a la tierra para destruir a los hombres de la pulpa del maíz y son protegidos por las “Pochoveras”, pero los hombres que "imitan" a los hombres de madera logran vencerlos y unificarlos para su causa. Estos tres elementos constituyen una alianza para vencer al dios maligno iniciando una larga peregrinación hasta lograr la muerte del “Pocho”.